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El teatro se viste de negro

  • Candela Solano (@ccandelasolano)
  • 20 jul 2016
  • 2 Min. de lectura

A los 96 años, Carlos Gorostiza, emblema del teatro argentino, dijo adiós para siempre. El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, aseguró que sus restos serán velados, en el día de hoy, en el Teatro Nacional Cervantes.

Ganador del Premio Kotex Platino y Gran Premio de Honor de Argentores.

“Dentro de 150 años no vamos a estar. Somos pasajeros de un viaje que hay que saber descubrir para poder gozarlo, aun con frustraciones”, dijo alguna vez el dramaturgo, novelista y cineasta Carlos Gorostiza. Autor de El pan de la locura y Los prójimos, entre otras tantas reconocidas obras, fue uno de los grandes impulsores del Teatro Abierto.

Con una trayectoria indiscutible y un gran crecimiento tanto a nivel artístico como personal, escribió un libro de memorias y poemas, seis novelas y más de 30 obras. Su éxito en el rubro teatral se evidenció en el 2015 con cuatro de sus obras en cartel, de manera simultánea. Sus emblemáticas piezas se caracterizaron por la crítica social, el análisis de las familias argentinas y, fundamentalmente, las relaciones entre los individuos.

A lo largo de su inmensa carrera, supo cosechar numerosas distinciones a su trayectoria, otorgadas por organizaciones culturales, y miles de premios, entre lo más destacados el Premio Konex de Platino y el Gran Premio de Honor de Argentores. A su vez, fue nombrado Comendador de las Artes y las Letras, en Francia. Por otra parte, ocupó el cargo de primer Secretario de Cultura de la democracia. Sobran motivos para considerarlo un nombre fundamental de la escena argentina.

"Goro", como le gustaba ser llamado, nació en el barrio porteño de Palermo, en el seno de una familia vasca. Desde pequeño instruyó en la poesía y fue conducido a la escena teatral de la mano de su padrastro, un dramaturgo español. Fue así que comenzó con la escritura para el teatro de títeres con numerosos títulos breves desde su adolescencia.

Con el paso del tiempo, “Goro” se encargó de darle vida a El puente, su primera pieza, que se estrenó en 1949. Fue tal el éxito que al año siguiente tuvo una adaptación cinematográfica, dado que su repercusión fue masiva y positiva. A pesar de los años transcurridos, aún se considera un título bisagra que inaugura la moderna escena argentina.

Como dramaturgo, se destacó por muchos de sus pensamientos profundos. Hace pocos

meses atrás reflexionó: "Es muy importante tomar conciencia de que uno ha sido un privilegiado: nació y transcurrió por la vida gozando. Por ahí estoy frustrado porque anhelaba ver otras cosas, pero qué linda es la vida".

Carlos Gorostiza fue, es y será un hombre querido y respetado por todas las generaciones, no sólo por la creatividad que se materializaba en los escenarios, sino también por haber sido un ser humano de gran vitalidad y reflexiones. Hoy es considerado una leyenda del teatro argentino, y como toda leyenda, vivirá para siempre en el recuerdo.

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